Copio una de las tantas críticas que avalan el trabajo de María Morales, una y otra vez, cada vez que se sube a los escenarios……..

«En este montaje de Rambert, los cuatro protagonistas se encuentran en pleno ensayo de una obra de teatro. Y en un paréntesis del mismo, se produce toda esa explosión de emociones y ese cruce de reproches y de verdades entre unos y otros. Si Fernanda Orazi es la encargada de abrir el fuego, después le llega el turno a María Morales y, con ella, irrumpe la calma en el Kamikaze. Tras la tempestad desatada por Orazi, con María aparece la luz, la templanza, ese oasis tan necesario en mitad de un inmenso desierto. Es increíble cómo mira esta mujer, cómo dice las cosas y cómo siente cada una de las palabras. A medida que va interpretando su monólogo, con esa paz y esa fuerza al mismo tiempo, nos va hipnotizando y nos va estremeciendo. El momento en que ella se sienta en las escaleras buscando los ojos de cada espectador, y nos habla de la importancia que tienen las manos en nuestro cuerpo, ese momento es completamente mágico, al igual que cuando se levanta y confiesa que ha amado a sus dos compañeros, a Jesús y a Israel, a cada uno por unas razones diferentes. En una frase, le confiesa a Israel que le hubiera gustado morir cuando estaba haciendo el amor con él. A Israel, entonces, se le inundan los ojos de lágrimas. Y se produce otra vez la magia. María Morales resplandece en medio de la vorágine dialéctica y filosófica provocada por Pascal Rambert. Solo por verla a ella, merece la pena ver este ‘Ensayo’. ¡Pedazo de actriz!.» Por Aldo Ruiz.